En clase comentamos cómo de Dante deriva el adjetivo dantesco.
Podríamos plantearnos: ¿qué hay que hacer para que tu nombre se convierta, el día de mañana, en un adjetivo?
Creo que tu vida o tu obra deberían encarnar una determinada forma de interpretar el mundo o de comportarse en la vida, de una manera tan clara y notoria, que tu nombre pasaría a simbolizarla.
Eso ha sucedido no sólo con los nombres de algunos escritores y pensadores, sino también con los de varios personajes literarios. En los diccionarios, junto a sartriano, kafkiano o freudiano, entre otros; encontramos, por ejemplo, donjuanesco, quijotesco o celestinesco.
Sade - sádico
Os planteo una cuestión: ¿qué adjetivo derivaría de vuestro nombre?
Haciendo un juego de palabras, a mí me gusta martífero, pero creo que tendré que ser muy mala para pasar así a la historia... Espero vuestros adjetivos como comentarios.
Maquiavelo-maquiavélico
No hay comentarios:
Publicar un comentario