viernes, 22 de septiembre de 2023

Panchatantra

Del blog "Literatura Universal. De Edipo a Kafka"

Os he seleccionado dos cuentos para acercarnos a esa obra. Leedlos y ya los comentaremos en clase.
El primero de ellos, Los brahamanes y el león, es uno de los más conocidos y figura en la antología realizada por Jorge L. Borges y Adolfo Bioy Casares " CUENTOS BREVES Y EXTRAORDINARIOS"

Los brahamanes y el león, ilustración de Roxana Escolar

Los brahamanes y el león
En cierto pueblo había cuatro brahmanes que eran amigos. Tres habían alcanzado el confín de cuanto los hombres pueden saber, pero les faltaba cordura. El otro desdeñaba el saber; sólo tenía cordura.
Un día se reunieron. ¿De qué sirven las prendas, dijeron, si no viajamos, si no logramos el favor de los reyes, si no ganamos dinero? Ante todo, viajaremos.
Pero cuando habían recorrido un trecho, dijo el mayor:
- Uno de nosotros, el cuarto, es un simple, que no tiene más que cordura. Sin el saber, con mera cordura, nadie obtiene el favor de los reyes. Por consiguiente, no compartiremos con él nuestras ganancias. Que se vuelva a su casa.
El segundo dijo:
- Mi inteligente amigo, careces de sabiduría. Vuelve a tu casa.
El tercero dijo:
- Ésta no es manera de proceder. Desde chicos hemos jugado juntos. Ven, mi noble amigo. Tú tendrás tu parte en nuestras ganancias.
Siguieron su camino y en un bosque hallaron los huesos de un león. Uno de ellos dijo:
- Buena ocasión para ejercitar nuestros conocimientos. Aquí hay un animal muerto; resucitémoslo.
El primero dijo:
- Sé componer el esqueleto.
El segundo dijo:
- Puedo suministrar la piel, la carne y la sangre.
El tercero dijo:
- Puedo darle vida.
El primero compuso el esqueleto, el segundo suministró la piel, la carne y la sangre. El tercero se disponía a infundir la vida, cuando el hombre cuerdo observó:
- Es un león. Si lo resucitan, nos va a matar a todos.
- Eres muy simple -dijo el otro-. No seré yo el que frustre la labor de la sabiduría.
- En tal caso -respondió el hombre cuerdo- aguarda que me suba a este árbol.
Cuando lo hubo hecho, resucitaron al león; éste se levantó y mató a los tres. El hombre cuerdo esperó que se alejara el león, para bajar del árbol y volver a su casa.

El chacal y el cocodrilo
Érase una vez un pequeño y astuto chacal que muy hambriento rondaba por la orilla del gran río en busca de algún pececillo o cangrejito con que alimentarse.
Pero en el fondo del río vivía un enorme cocodrilo, que también estaba hambriento y que, escondido entre el barro y las cañas, espiaba al chacal en espera de que en cualquier momento diese un paso en falso y cayera al agua para comérselo.
En varias ocasiones a punto estuvo el chacal de meterse precisamente en la boca del cocodrilo, pero valiéndose de su astucia logró salvarse del mortal peligro.
Entonces, temeroso de ser engullido por el feroz cocodrilo, el chacal decidió irse a pescar a otro lugar del río, donde no estuviera bajo la constante amenaza del saurio. Pero éste, muerto de hambre y loco de rabia al ver que se le escapaba tan rico bocado, determinó salir del río e ir en busca de la guarida del chacal para vengarse de él. Y ésa fue su perdición, porque enterado el astuto chacal de que el cocodrilo aguardaba en el interior de su madriguera para comérselo, encendió una enorme hoguera a la entrada hasta que el enemigo, impotente para franquear la barrera de llamas, quedó reducido a un montón de cenizas.
El elemento propio da fuerza y confianza; salirse de él es un riesgo imprudente.

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